Carmen superó la depresión y las crisis de pánico gracias al tratamientos

«Empecé a tener problemas en mi familia porque no tenía buena relación con mi padre. Además, con el paso del tiempo, mis padres se divorciaron, mi madre cayó en una profunda depresión y mis hermanos empezaron a enfermar con problemas psiquiátricos. Había muchas peleas en casa e incluso, agresiones físicas. Pasaron los años y creé una coraza para que no me hicieran daño.

Desorden, caos y sufrimiento
Todos los problemas en casa y mis fracasos sentimentales, me hicieron caer en un pozo del que no sabía cómo salir. Empecé a tener ataques de pánico y ansiedad. Podían surgir en cualquier momento, incluso durmiendo. Tenía miedo de irme a la cama porque algunas noches me despertaba gritando y llorando sin saber el motivo. Creía que me iba a volver loca, que nunca podría tener una vida normal ni cumplir mis sueños.

Caí en una profunda depresión y fue horrible. Dependía de pastillas para dormir y descansar, lloraba por la angustia, por el vacío, por la frustración y por la impotencia de no saber qué era lo que me pasaba. Muchas veces pasó por mi cabeza la idea de terminar con todo, pero en el fondo yo no quería morir. Me refugié en las amistades que tenía en ese momento y salía de noche para intentar olvidarme de toda esa situación, pero no dio resultado.

La Mano que Ayuda se cruzó en su camino
Llegó un momento en el que no quería salir de casa y estaba constante mente buscando soluciones en Internet. Un día, en un chat, conocí a una señora que había sufrido lo mismo que yo y lo superó. Entonces, ella me contó su historia y me dijo que en La Mano que Ayuda encontró el apoyo y los consejos que necesitaba en ese momento para terminar con tantos problemas. Ella me dio esperanza y se convirtió en una gran amiga.

Al principio tuve recelo en venir a las charlas que organizaba la ONG porque tenía miedo a contar lo que me pasaba y darme a los demás. Llegó un momento en el que dije, ¿por qué no? Recuerdo ese primer día, al llegar hablé con un responsable de la asociación, me atendió muy bien y me explicó que lo que estaba viviendo tenía solución.

En La Mano que Ayuda me enseñaron a vencer el vacío, la depresión, la ansiedad y el miedo y me ayudaron a luchar por mis objetivos. Ahora, por fin, soy feliz”.